Ya para estas fechas los feligreses de la capital se preparan para cumplir con la misa y procesión del Nazareno de San Pablo, que se lleva a cabo en la Basílica Santa Teresa, en Caracas. Esta tradición que por más de 400 años se instaura en la ciudad, sigue latente, la asistencia supera cada año las 15 mil personas fieles a su participación, tanto de la capital como del interior del país.
Texto: AVN
Con una túnica morada o algún accesorio de ese color, salen los creyentes motivados, entre otras cosas, por la gratitud a quien les cumple sus peticiones o mejor dicho, a quien les hace el milagro. El mayor de ellos es la curación de enfermedades. Por eso, el miércoles Santo de la Semana Mayor, se dedica a retribuirle a Jesús su buena acción.
Algunas historias señalan que esta tradición tiene que ver con un acontecimiento milagroso, debido a que en 1597 la ciudad estaba siendo azotada por una epidemia de escorbuto y, los pobladores decidieron sacar en procesión ese Miércoles Santo a la imagen para rogar por la sanación de los enfermos. Durante el recorrido, la imagen tropezó en la esquina de Miracielos, en Caracas, con un limonero, del cual se desprendieron frutos con los cuales se elaboró una bebida que dio la cura inmediata a las personas que padecían la enfermedad. Desde entonces, la feligresía le rinde tributo por sus favores.
Imagen del Nazareno de San Pablo
La talla que aún se conserva en la Basílica de Santa Teresa es atribuida al escultor Felipe de Ribas. Cuentan que fue tallada en Sevilla en madera de pino de Flandes, y representa a Jesucristo cargando la cruz, contemplando por tanto la séptima estación del Viacrucis.
La imagen fue trasladada a Caracas, donde se convirtió en la devoción de todo hijo de la ciudad, pues recibe veneración primeramente en la capilla de San Pablo, y de ahí viene su nombre de Nazareno de San Pablo.
Comerciantes
Otros de los que salen de sus casas con mucha afluencia para estas fechas son los comerciantes, quienes encontraron en la Semana Mayor una oportunidad de ganancia económica.
Al igual que la procesión, otra tradición que se ha hecho infaltable es ver puestos en los alrededores de la Basílica Santa Teresa, en La Plaza La Candelaria, y normalmente cerca de las iglesias, con artesanías, cuadernillos, velas y objetos alegóricos al Nazareno.
Allí ofrecen a los devotos cualquier prenda alusiva a la religiosidad como túnicas, palmas, estampillas, flores, rosarios, pulseras, cruces de madera, etc.