El Museo Arturo Michelena (MAM) arriba a su cumpleaños número 53, y celebrará este jueves 16 de junio la acostumbrada misa en la iglesia de la Divina Pastora ubicada en la emblemática localidad que lleva el mismo nombre, a partir de las 9:00 de la mañana.
Texto: Prensa MPPC
La casa-museo permanecerá abierta al público con la exhibición permanente que muestra más de un centenar de piezas entre ellas obras, accesorios, utensilios y otros, las cuales forman parte de la colección del museo.
En una infraestructura donde prevalecen los colores azul celeste y blanco tradicional en el exterior del inmueble, que al entrar le trasladan como si de una cápsula del tiempo se tratase, a una época cargada de paz y sencillez, con trazos elegantes y ornamentales. Entre tonalidades de rojo tostado y amarillo ocre en su interior. Matices que nos refieren a una destacable etapa en el siglo XIX.
La fascinante hazaña que ha constituido la efímera, pero trascendental, trayectoria del pintor y dibujante más excepcional que ha tenido Venezuela continúa inspirando a nuevas generaciones. Aunque Michelena sólo vivió 35 años dejó un legado con una rúbrica original que mantiene su obra vigente hasta nuestros días. De esta manera, logró cautivar con pasión, profesionalismo y entrega total los corazones de millones de personas con sus propuestas artísticas figurativas, que siguen gozando de una excelente aquiescencia de la crítica académica, en el ámbito artístico nacional e internacional.
De esta manera, recordamos a Francisco Arturo Michelena Castillo quien nació el día 16 de junio de 1863 en Valencia, estado Carabobo. Hijo del pintor Juan Antonio Michelena y Socorro Castillo. Con ascendentes de los cuales honra su genética como su padre y abuelo quienes también fueron creadores visuales.
Su trayectoria, toma un giro importantísimo en 1887 cuando Michelena gana la Medalla de Oro en Segunda Clase del Salón Oficial Francés por la obra El niño enfermo. Era la primera vez que un pintor venezolano recibía una premiación tan importante a escala mundial. Ese mismo año pintó el retrato de su madre.
En 1889 repitió su proeza, culminó el cuadro Carlota Corday camino al cadalso, lo envió a la competencia de la Exposición Universal de París y ganó la Medalla de Oro en Primera Clase. El artista se hallaba en la cúspide, sin embargo, el destino actuó en su contra, ya que tres años después contrajo tuberculosis. Por tal motivo, vuelve a Venezuela y sigue adelante con su propósito, el arte.
En 1896 pintó la obra Miranda en La Carraca. El año siguiente concluyó la decoración del Palacio de Miraflores con las pinturas Diana cazadora, Las Estaciones, Flora y Pomona, La Noche y La Aurora. Además, terminó La multiplicación de los panes, en Caracas, pero lamentablemente falleció el 29 de julio de 1898.
Aunque dejó inconclusas el Panteón de los héroes y La última cena, cinco décadas más tarde su cuerpo fue trasladado al Panteón Nacional. Su esposa, Lastenia Tello de Michelena, legó las obras del artista a su patria de origen, Venezuela; y en 1961 el Estado adquirió el estudio de Michelena, en la parroquia La Pastora, y dos años después fue convertido en lo que hoy día conocemos como el Museo Arturo Michelena.