En la historia del capitalismo siempre hay quien gana, quien acapara, quien sufre, quien negocia, quienes pierden, que son los más. Allí, en la cola para comprar alimentos están todos. Tres países que alimentar dice el Presidente y hay más. Algunos no hacen cola. Acaparan antes. Son mayoristas del contrabando. Otros tienen privilegios, son comerciantes que benefician a comerciantes. A las areperas no les falta harina de maíz y aceite. A las panaderías no les falta café, leche y trigo. En esas colas de todos los días están los últimos de la cadena especulativa, víctimas y victimarios. Es una guerra económica. El desabastecimiento es un arma.
Texto: CiudadCCS (JRL / FS)
EL PAÍS 1: COLOMBIA
Los productos regulados por el Gobierno Bolivariano para favorecer al pueblo se los llevan para Colombia. Allá no están regulados y los contrabandistas hacen negocio. El contrabando es un viejo delito. Estos contrabandistas son de dos tipos: el grande, que intercepta el producto saliendo de la fábrica, en el camino, al llegar a los mercados. Forman parte de una rosca, es delincuencia organizada, en inconvivencia con el industrial, el importador, el comerciante, no hace cola ni el uno ni el otro; y el pequeño, que hace cola, va acaparando poco a poco, e igual se va a Colombia a vender. Igual es un delito. Todos son delincuentes.
EL PAÍS 2: EL BUHONERO
Este es el contrabandista interno. Que compra aquí y vende en la esquina. También es un delito. Se aprovecha de la necesidad del prójimo. Hace negocio en e1 barrio, en la esquina. Se aprovecha del subsidio del Gobierno. Se aprovecha del desabastecimiento real o del que generó el contrabandista mayor que va a Colombia. Y ahora vende caro lo regulado. La Policía Nacional Bolivariana y la Sundde los enfrentan todos los días.
EL PAÍS 3: NOSOTROS MISMOS
El tercer país somos nosotros mismos. Y nosotros mismos somos dos a la vez. El que necesita y el que cree que necesita, el acaparador doméstico. Un día somos uno y al otro somos el otro. Víctimas los dos. Víctimas del contrabandista, del industrial y del comerciante, cómplices del contrabandista. Y somos víctimas de nosotros mismos, de nuestros miedos y falta de conciencia, compramos en demasía. ¿Cuántas pastillas de jabón debo comprar? ¿Cuántas tengo en la casa? ¿Cuándo volverán? Voy y compro. Es un círculo imposible de cubrir, desde el Estado o desde el sector privado. Yo acaparo el jabón en mi casa y tú la leche en la tuya. Llegó el insecticida y voy y compro ocho latas. ¡Ocho latas! No se puede abastecer al consumismo, los miedos. Detrás de nosotros mismos no hay guardia, no hay policía. Está nuestra conciencia.
El gobierno saca una resolución prohibiendo la venta de productos regulados, pero luego parece tener miedo de aplicarla y asi vemos como los buhoneros los venden sin nigún temor porque saben que no les va ha suceder nada. Por eso el descontento crece cada vez mas