Los indignados consiguen bloquear uno de los mayores puertos de EEUU

Foto: Agencias

Oakland (California) se ha convertido de nuevo en el epicentro de las protestas de los indignados, que el miércoles consiguieron bloquear su puerto, uno de los más importantes de EEUU, en una jornada que terminó de nuevo en violentos enfrentamientos con la Policía. En el resto del país, Occupy Wall Street, que sigue contando con el respaldo de la gran mayoría de estadounidenses, organizó diversas manifestaciones en demanda de justicia social.


Texto: Diario Público

El día empezó con la protesta pacífica de unas 7.000 personas que se manifestaron en un intento de huelga general que buscaba paralizar la ciudad. Cientos de empleados municipales, incluidos maestros, se sumaron a las protestas “contra la codicia de las grandes corporaciones”. Los disturbios se prolongaron hasta la madrugada. Unas 3.000 personas se dirigieron al puerto, situado en la bahía de San Francisco, para cerrarlo, lo que consiguieron al apostarse en las carreteras de acceso y bloquear el paso de los camiones.

En el puerto de Oakalnd

Cuando la marcha empezó a caminar hacia el centro de la ciudad, la Policía que hasta entonces se había mantenido a distancia, declaró que los indignados se habían salido del marco legal de la manifestación y empezó a lanzar gases lacrimógenos. Los enfrentamientos se agravaron cuando los manifestantes ocuparon un edificio cercano a la plaza del Ayuntamiento, la antigua sede de una asociación de ayuda a los sin techo, la Travelers Aid Society, y prendieron fuego a la barricada que habían levantado para evitar ser desalojados por los agentes. Unas 60 personas fueron detenidas. Cuatro fueron hospitalizadas con heridas leves.

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“Esto era pacífico hasta que ellos llegaron”, increparon algunos manifestantes que unas horas antes se habían pronunciado a favor de la “muerte del capitalismo” y del “99% de la población que ha tenido que rescatar a los bancos”. El puerto, el quinto de EEUU y por el que cada año transitan unos 39.000 millones de dólares en mercancías, reabrió sin incidentes. El presidente del sindicato de estibadores, Richard Mead, invitó a desayunar a los pocos manifestantes que quedaban.

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Oakland se movilizaba en protesta por la violenta represión de la manifestación de la semana pasada, en la que los policías usaron por primera vez gases lacrimógenos. Una de las granadas hirió gravemente a un joven exmarine, Scott Olsen, que se convirtió en el símbolo de unas protestas que hasta entonces habían transcurrido pacíficamente.

Olsen ya no está en el hospital donde fue ingresado tras ser alcanzado por el proyectil. El veterano de Irak de 24 años evoluciona favorablemente de su conmoción cerebral pero por deseo de su familia y para mantener la poca privacidad que le queda, ha sido trasladado a otro centro. Los familiares de la víctima rechazaron recientemente una visita del cineasta Michael Moore, que viajó a Oakland para solidarizarse con el movimiento.

En Nueva York, el alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg, se está impacientando con los okupas del parque Zu-ccotti. “Esto no es la ocupación de Wall Street, es la ocupación de un barrio vibrante y activo del bajo Manhattan”. Un grupo de legisladores locales, encabezados por el demócrata Sheldon Silver, un político muy influyente en la ciudad, ha pedido a Blooomberg que “ponga orden en Zuccotti”.

Hace tres semanas, el alcalde, presionado por los propietarios de la plaza privada, Brookfield Financial Properties, intentó desalojar a los indignados con la excusa de limpiar el parque. La solidaridad de vecinos y simpatizantes y la perspectiva de un enfrentamiento le obligó a dar marcha atrás. El pasado viernes, en vísperas de la peor nevada de octubre de las últimas décadas, la Policía confiscó los generadores y los hornillos que daban electricidad y algo de calor al centenar de personas que cada noche acampa entre los rascacielos. Desde entonces, la situación se ha estabilizado pero la presión aumenta.

“Locos y delincuentes”

El tabloide conservador The New York Post dedicaba su portada a un editorial titulado “Es hora de echar a los vagos”, en el que pedía a Bloomberg y a Brookfield Properties que desalojaran a los manifestantes. “Lo que empezó como una protesta creíble contra el rescate de los bancos y el capitalismo anticuado ha sido secuestrada ahora por locos y delincuentes”, decía el editorial. “Demasiados manifestantes han mostrado su desprecio hacia los residentes y los comercios locales”.

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El miércoles, un centenar de veteranos de Irak llegó hasta las puertas de la Bolsa de Nueva York para trasladar el mensaje de Occupy Wall Street al centro financiero, protegido por una barrera policial, y para protestar por las heridas de Olsen. Los indignados se manifestaron contra Goldman Sachs. “Pedimos lo que el sistema judicial y legislativo no han podido hacer, que se devuelvan los miles de millones de dólares del dinero del contribuyente al 99% [de la gente] y se enjuicie a los ejecutivos de Goldman Sachs por el fraude”.

En otras ciudades de EEUU el movimiento también sigue activo. El Ayuntamiento de Iowa City ha autorizado la permanencia de tiendas de campaña en el centro de la ciudad pero otras municipalidades, como las de Baltimore y Los Ángeles, hacen lo posible por desanimar a los okupas.

En Filadelfia, la Policía detuvo a nueve indignados que se lograron colar en la sede de Comcast, la mayor compañía de cable de EEUU. En Boston, estudiantes y sindicalistas marcharon sobre las oficinas de Bank of America.

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