Este sábado 8 de Octubre, se conmemora 49 años de la detención y posterior asesinato de Ernesto Guevara de la Serna, el guerrillero que se eternizó en el espíritu de los pueblos que luchan por erigir un mundo digno e igualitario. Fue en Bolivia la última batalla del guerrillero heroico, a la cabeza de su guerrilla emancipadora, tratando de emular la proeza de los libertadores de la Patria Grande.
Texto: Prensa MPPC
Guevara creía firmemente que el altiplano andino estaba situado estratégicamente para propagar una revolución por todo el continente, por estar ubicado en la médula de Sudamérica. A esta causa se unieron ciudadanos argentinos, cubanos, peruanos y bolivianos haciendo un total de 47 combatientes. Cabe destacar que entre ellos había una mujer: Haydeé Tamara Bunke Bider, popularmente conocida como la Comandante Tania.
Es así como nace el Ejército de Liberación Nacional de Bolivia (ELN) el cual fue acogido por una red de apoyo específico, que no combatían de forma armada. Su misión era mantenerlos prevenidos de las acciones de las fuerzas enemigas.
El centro de operaciones del ejercito insurgente de Guevara estaba ubicado en una finca tributaria estacional del rio grande, a 250 kilómetros al sur de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra
El 23 de marzo de 1967, se dan los primeros enfrentamientos, lluvias de balas arrebatan la pasmosa serenidad cuando el ELN toma por asalto una unidad militar del valle de Ñancahuazú. En este acontecimiento pierdan la vida dos soldados. La embestida del ejército no se hizo esperar, la conflagración había comenzado, los enfrentamientos se hicieron mas frecuente y el 20 de abril se da un suceso que cambiaría los planes iniciales cuando las autoridades bolivianas apresarían a dos miembros de la red de apoyo: el francés Regis Debray y el argentino Ciro Bustos.
Fueron expuesto a castigo físico y mental obligándolos a revelar información clave sobre la guerrilla, como por ejemplo que era el Che quien la capitaneaba. Este acontecimiento fue significativo para lo que sobrevendría en los meses por venir.
Los enfrentamientos no cesaron y a fines de septiembre los ataques del ejército boliviano se incrementaron. La consternación en la guerrilla se hacía presente. A mediados de julio el asma menoscaba seriamente la salud del Che.
La columna guerrillera transita por un región inhóspita y a paso lento. El contexto políticosocial en Bolivia declinaba, pero Guevara y su tropa estaban en situación de aislamiento. En ese momento fueron incapaces de aprovechar el marco que se proyectaba.
En su diario el día 14, Ernesto escribira: “El PRA y el PSB se retiran del frente de la revolución y los campesinos advierten a Barrientos sobre una alianza con Falange. El gobierno se desintegra rápidamente. Lástima no tener 100 hombres más en este momento”.
Desdichadamente, no eran solo combatientes lo que requería para revertir la realidad. La guerrilla a esta altura estaba condenada al fracaso por falta de un movimiento político en las localidades, que operara a la manera del Movimiento 26 de Julio en Cuba.
Las condiciones del entorno eran desfavorables para hacer crecer el movimiento revolucionario, es decir el alistamiento necesario del campesinado boliviano, la falta de un tejido de comunicación que certificara el accionar conjunto de la ciudad y el campo, conjuntamente a la propuestas políticas acorde con la situación que vivía Bolivia. Muy lejos estaba el ELN de asemejarse al célebre ejercito rebelde cubano. Eran muy distintas las condicione sociales y políticas bolivianas como para permitirlo.
La guerrilla resistió la envestida de la fuerzas armada boliviana y de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Corría el sombrío y lúgubre 8 de octubre de 1967, cuando ya diezmado en sus fuerzas, el Che libró su último combate, enfrentándose al ejército dirigido por el Capitán Gary Prado. Ffue capturado en la quebrada de Oruro, para luego ser reubicado a la localidad de La Higuera, en Vallegrande.
Es aquí donde comienza el fin de su vida. Finalmente, Ernesto Guevara es asesinado el 9 de octubre por ordenes de la (CIA) y del gobierno boliviano de la época encabezado por el presidente René Barrientos.
El encargado de cumplir la orden fue el soldado Mario Terán el cual declaró al diario El Mundo el 23 de noviembre del 2014 los acontecimientos:
“Al verme me dijo: ‘Usted ha venido a matarme’. Yo me sentí cohibido y bajé la cabeza sin responder. Yo no me atrevía a disparar. En ese momento vi al Che grande, muy grande. Sentía que se me echaba encima y cuando me miró fijamente me dio un mareo. Pensé que con un movimiento rápido podía quitarme el arma. ‘Póngase sereno, usted va a matar a un hombre’. Entonces dí un paso atrás, hacia el umbral de la puerta, cerré los ojos y disparé la primera ráfaga. El Che cayó al suelo con las piernas destrozadas, se contorsionó y comenzó a regar muchísima sangre. Yo recobré el ánimo y disparé la segunda ráfaga, que lo alcanzó en un brazo, en un hombro y en el corazón”.
Sus restos fueron ocultados por los soldados. Su Diario llegó a manos de Fidel Castro quien lo público posteriormente.
En 1995, durante el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, se autorizó la exploración de los restos del Comandante Che. Fueron localizados en Vallegrande y repatriado a la heroica Cuba, donde recibieron digno homenaje como se merece un hombre de su talante .
Por su compromiso en la construcción del hombre nuevo, por su forma de morir Ernesto Guevara se convirtió en un paradigma a seguir. Para el comandante Fidel Castro Ruz, fue el prototipo del hombre nuevo.
Jean-Paul Sartre lo calificó como “el ser humano más completo de nuestra era”. Su imagen es mundialmente reconocida y utilizada a la hora de hablar de revolución. En América del Sur se desencadenaron varias réplicas de movimientos guerrilleros similares a los suyos en los años 70 y 80.
El Che se ganó su puesto en la historia como un referente en la lucha contra el capitalismo y el imperialismo mundial.