Desde un punto de vista histórico, antropológico y filosófico, existe un escenario de transculturización y canalización de las tradiciones dirigido a que los pueblos pierdan las raíces de su identidad y se debiliten, según el filósofo y analista, quien expresó que existe una nueva forma de colonización que se presenta en distintos escenarios y diversos estratos sociales, a través de campañas publicitarias mercantilistas, a propósito de eventos como el llamado “Halloween”.
Texto: RNV
Durante una entrevista en el programa Artillería Informativa, transmitido por Radio Nacional de Venezuela (RNV), el analista Fernando Buen Abad expresó que los gobiernos imperialistas no desperdician espacio ni tiempo al tratar de influir sobre los pueblos del mundo, imponiendo los valores propios del capitalismo, afirmó al tiempo que destacó que la comparación entre las tradiciones de los pueblos originarios y las propias del sistema capitalista es incluso hasta grotesca.
“Cuando uno compara, la desproporción es inmensa y se hace evidente que existe un proceso de desacralización de las tradiciones populares, para desmitificarlas e imponer conductas, modos y celebraciones a los que hacer reverencia mientras se desplazan los propios”, señaló.
En su opinión, Buen Abad refiere que estos son considerados mecanismos que se aplican en las operaciones de coloniaje ideológico que padece Latinoamérica para debilitar las identidades y valores de los pueblos, cuando ese tejido social se quiebra genera una desmemoria que sirve de campo para sembrar nuevos rituales propios de la lógica mercantil.
Durante su intervención, el filósofo mexicano recomendó que los nuevos modelos y proyectos educativos que hoy se democratizan en la región vuelvan sobre el estudio y el conocimiento profundo de nuestra cultura, dando una visión y sentido al papel fundamental que juegan estos factores en la conformación de la identidad de los pueblos.
Replantear la necesidad de estudiar a fondo esas tradiciones con su debido lugar en los medios de comunicación, que permita dar a conocer su riqueza simbólica como un espacio de aprendizaje, que permita utilizar nuestro pasado como una herramienta fundamental para construir nuestro futuro.
“Hay que revalorar, apreciar y querer nuestras tradiciones considerándolas como una palanca para nuestro futuro”, concluyó.