Poco spray, mucho para contar: Así fue el primer encuentro de grafiteros y muralistas de la región central

Si algo quedó claro es la necesidad asumida de organizar la vaina. De que solos ya no sirve. Que dibujar una pared no es un acto individual, sino una construcción de muchos y muchas. Una forma de comunicar que, desde su génesis, implica miradas diversas: las creadoras y las que observan. Es que las artes que tienen a la calle como lienzo son artes eminentemente públicas. Demostración de que la situación invita al convite, fue la fuerte convocatoria, que rebalsó expectativas de este primer encuentro de grafiteros y muralistas de la región central de Venezuela (Distrito Capital, Miranda, Aragua y Carabobo), realizado este jueves en la Hacienda San Mateo, en la ciudad de La Victoria, estado Aragua.

Texto: Laura Farina / Fotos: Milangela Galea

Más de doscientas personas, entre piercings, cabellos desparejos, dreadlocks, gorras y muchos zapatos manchados de colores, dijeron “presente”. Hallar un mayor de treinta años, la excepción.

“El hecho nomás de encontrar este poco de gente aquí, ya es un objetivo. Que el Ministerio de la Cultura sirva de plataforma para apoyar a los que siempre nos han visto como los vándalos, los malandros, los que dañan las paredes, ya es un objetivo”, aseguró Jesús García, promotor del evento desde esa institución e integrante del colectivo Antimantuanos.

Otra de las finalidades es que chamas y chamos construyan política cultural. De esa manera, la puesta en marcha de una decisión gubernamental está garantizada, porque nace de las voluntades de sus propios protagonistas. “La juventud le tiene miedo a la palabra organización, pero dentro de su propia dinámica lo hacen. ¿Un crew qué es? Un grupo de panas que se juntaron para hacer una acción común y eso es un modo de organización”, expresó el antimantuano.

Los jóvenes “somos los que estamos todo el día en la calle, viendo, conociendo las necesidades, escapándonos del sistema capitalista y encontrándonos, trasmitiendo algo, rescatando nuestros orígenes que hace 523 años nos fueron quitados”, definió Heyerde López, del colectivo Nativa de Guarenas.

Para que el diálogo fluya, se dividieron en cinco grupos temáticos: organización, difusión, formación, intervención y producción. En todos se hizo escuchar una misma dificultad: la falta de esprays para poder grafitear. La solución, crear una empresa de producción nacional de pinturas fue la principal propuesta.

“Cómo puede ser que, si tenemos minerales, petróleo y químicos, importemos el spray” analizó uno de los exponentes. En el área de producción, defendieron la importancia de autosustentarse, propusieron la creación de una estética cultural para todos (no pintar sólo para los grafiteros y muralistas) y, mientras no se produzca una pintura nacional, establecer convenios con países como China o Brasil para importar el material necesario.

Otro grupo planteó que las intervenciones deben realizarse en liceos, comunidades populares y espacios públicos, reflejar a la gente de los barrios (no quedarse sólo con los grandes personajes de la historia) y ser una masa crítica. “Tú puedes pegar tus bombas donde tú quieras, pero yo no se la voy a pegar al quiosco de la panadera, yo se la pego a McDonald’s. Muchos dicen que son grafiteros pero sólo rayan paredes vacías”, lanzó “Forastero”.

En tanto que quienes discutieron el tema de la difusión, pensaron en la necesidad de publicar un libro donde se vean reflejadas estas experiencias artísticas. Además, consideraron fundamental abordar a la comunidad donde se va a pintar: “el primer espacio de difusión que tenemos es la calle”, analizó Keny Garzón.

“El movimiento lo dice, hay que buscar identidad. Entonces qué sitio más interesante para hacerlo que donde vivió el propio Libertador”, contó Carolina Álvarez, directora del Gabinete de Cultura de Aragua en referencia al sitio donde se desarrolló el encuentro, expropiedad de la familia Bolívar, ahora en manos del Estado Nacional.

En cuanto a la formación, se pidió fomentar la identidad propia, no reprimir a los chamos e investigar cómo resolver el faltante de pintura, creando, inventando. Una de las propuestas fue que la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte) incorpore el pénsum de Muralismo y Grafiti.

Por último, quienes pensaron en organizarse, vieron que hay que crear una fuerza gremial, horizontal, no gubernamental pero con compromiso social. “Nosotros necesitamos organizarnos desde adentro”, explicó Génesis González y agregó: “Todos, como cultores populares, tenemos una necesidad de trabajo, no nada más una necesidad de comer hoy, hambre pa’ mañana. Tenemos que tener un seguro social, tenemos que asegurar nuestro futuro”.

A esta altura de la discusión, las palabras de “Once” cayeron como un balde de agua fría cuando dijo: “Hasta cuándo se van a cansar de pintarle al pueblo, yo pinto porque soy artista. Pinto para mí”, tiró el grafitero.

El murmullo se apoderó del espacio, hasta que “Forastero” le respondió: “Es que no te das cuenta que el pueblo eres tú”. Con los aplausos a esas palabras, cerraron una jornada intensa, llena de debate creador.

Este fue el primero de los seis encuentros de grafiteros y muralistas que se realizarán en cada Región Estratégica de Desarrollo Integral (Redi): Guyana, Oriente, Los Andes, Los Llanos y Occidente.
En Venezuela “tenemos un poco de gente encontrándose, haciendo política, cuestionándose, construyendo un país. Es lo que queremos generar en todos los ámbitos de la cultura, como expresión autónoma, de nuevos valores y principios”, concluyó Jesús García.