Disney compra la mayor parte de 21th Century Fox y fortalece su posición como colonizador cultural

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Este jueves, The Walt Disney Company confirmó, a través de un comunicado de prensa, la adquisición de gran parte del emporio de entretenimiento 21st Century Fox por 52.400 millones de dólares, en una operación que fortalece la hegemonía de Diney como una de las principales empresas de la industria cultural estadounidense. Aunque algunas partes de Fox no están incluidas (entre ellas los canales Fox Sport y Fox News), sí lo están la mayor parte de los canales de cable de esta productora, como FX Networks y National Geographics, así como los derechos de Fox en Hulu y Sky. También incluye los estudios responsables de franquicias como X-Men, Avatar o Los Simpson,

Texto: Alba Ciudad (LBR) y Agencias

El acuerdo se ha llevado a cabo después de que Bob Iger, CEO de Disney, y Rupert Murdoch, propietario del grupo News Corporation, iniciaran las conversaciones, según afirmaron fuentes de CNBC el pasado 6 de noviembre.

Disney ya se había convertido en la dueña de Miramax en 1993, ESPN en 1995, Pixar en 2006, Marvel en 2009 y Lucasfilms en 2012. Con el nuevo acuerdo, pasa a ser la propietaria de la mayor parte de los productos de entretenimiento que provienen de la industria cinematográfica hollywoodense.

La adquisición tendría que ver con las pretensiones de Disney, que está preparando una plataforma de streaming por suscripción que competirá directamente con Netflix o HBO.

La empresa Walt Disney ha sido acusada reiteradas veces de ser un instrumento de ideologización y dominación cultural, cuyas películas y series animadas se encargaron, durante buena parte del siglo XX, de conquistar al público infantil de todo el planeta, dar a conocer una visión maquillada del Primer Mundo, y disminuir el aprecio de los pueblos por su propia historia y cultura, que frecuentemente era dada a conocer en sus películas de una forma deformada y estereotipada.

Fueron denunciadas diferentes formas de machismo, racismo y xenofobia en algunas de sus películas, que sin embargo se volvieron enormemente populares debido a su calidad gráfica y su poderosa maquinaria de distribución.

Libros como “Para leer al Pato Donald” (1972), del argentino-chileno Ariel Dorfman y el belga Armand Mattelart, fueron claves en dar a conocer muchas de las tergiversaciones y amenazas contra la cultura de terceros países que podían encontrarse en las revistas de historietas de la transnacional.

A partir de los años 90, Disney comenzó a producir películas animadas tomando en cuenta algunas de las críticas que se hicieron contra sus producciones, con el fin de intentar presentarse como una empresa más “progresista” y “moderna”, adaptada a los nuevos tiempos. También asume un papel más protagónico en la distribución de contenidos, en particular en el siglo XXI, con la popularización del Internet y los servicios de televisión por suscripción.

Con la compra de los derechos de Marvel en 2009 y de las películas de Star Wars en 2012, inicia un proceso de producción masivo de películas de estos universos imaginarios, que le generó ingresos de miles de millones de dólares.

Al respecto, el comunicado difundido este jueves por Disney da relevancia a que “los X-Men, Fantastic Four y Deadpool se podrán unir al resto de la familia Marvel bajo un solo techo para crear historias más completas que las audiencias ya han demostrado que aman”. Fox mantenía los derechos de los personajes antes mencionados, pero la adquisición permitirá crear películas en las que los Avengers y los X-Men aparezcan juntos.

Su competidor, el conglomerado Warner Bros. Pictures, por su parte, ha respondido con sus propias películas de superhéroes del universo de DC Comics, estrenando este año “Liga de la Justicia”, la primera película en la que todos sus súperhéroes se unen, tal y como hizo Disney/Marvel con The Avengers.

La consecuencia ha sido que el cine de superhéroes y el infantil, con producciones espectaculares en las que se invierten cientos de millones de dólares en su producción, ha desplazado en la mayoría de los países a prácticamente todos los otros géneros cinematográficos, dificultando que las producciones propias de cada país puedan atraer a los jóvenes y al público en general. De esta forma, pareciera lograrse una hegemonía cultural en la que Disney se vuelve cada vez más poderoso, al tiempo que sus productos logran una gigantesca influencia en la ideología y la cultura de los más jóvenes.

El catálogo de Disney para la plataforma televisiva por streaming que inaugurará en 2018 crece con este acuerdo de forma notable, y este gigante que ha ido realizando adquisiciones cada vez más importantes se postula como uno de los grandes protagonistas del segmento del streaming, donde Netflix, Amazon o HBO dominaban hasta ahora.

La adquisición de 21st Century Fox hará que, por ejemplo, Disney se convierta en la accionista mayoritaria de Hulu (Fox tenía el 30%), lo que convertirá a este servicio a un extraño competidor para su propia plataforma de streaming, que debutará en 2018 o 2019.

En el comunicado también se informa que The Walt Disney Company asumirá la deuda de Fox, que alcanzaba los 13.000 millones de dólares.

En ese servicio los usuarios contarán con contenido exclusivo de Disney o Pixar que no estará disponible como hasta ahora en Netflix, aunque este servicio sí que seguirá pudiendo distribuir contenidos de las franquicias de Marvel y Lucasfilm como parte de un acuerdo de varios años al que llegaron hace tiempo ambas empresas.

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