Esta noticia fue publicada hace mucho tiempo
Usted está leyendo una publicación de nuestros archivos de noticias, hecha hace 6 años. Cerciórece siempre de la fecha de publicación de una noticia y no permita que personas inescrupulosas la hagan pasar como actual.
El Bulevar de Sabana Grande le recuerda a los venezolanos que caminan sobre sus ladrillos curvilíneos que Caracas es una sola y está llena de vida. Para 1743 este sector se denominaba Calle Real de Sabana Grande, y era el puente de conexión entre la zona colonial de Santiago de León de Caracas y los hatos y haciendas ubicadas hacia el este.
Texto: AVN
En 1852, la zona fue elevada a parroquia, dado el importante número de habitantes y edificaciones que albergaba y, un siglo después, la Calle Real representaba una de las principales zonas comerciales y de esparcimiento.
En la actualidad, Sabana Grande es reconocido como el bulevar más famoso del país, que cuenta con una extensión de 1,5 kilómetros, que unen al oeste (municipio Libertador) con el este (municipio Chacao).
Entre sus calles se ubican tres de las estaciones del Metro de Caracas: Plaza Venezuela, Chacaíto y Sabana Grande, que son de las más concurridas del sistema de transporte subterráneo capitalino.
Sin embargo, la sabana de cemento le brinda a los caraqueños y foráneos la oportunidad de caminar a sus anchas entre el ruido de la multitud y rodeados de tiendas, restaurantes, centros comerciales y cafés, que ofrecen los tradicionales golfeados, dulces y helados.
A partir de 2011 el bulevar ofrece un rostro renovado, gracias al proceso de rehabilitación desarrollado por Pdvsa La Estancia, que incluyó el adecuamiento de 90.000 metros cuadrados de paseo adoquinado, la instalación de señalización, alumbrado, mobiliario urbano, parques infantiles y seis plazas cubiertas con formas de paraguas invertidos para brindar protección ante el sol y la lluvia.
El arte también es parte esencial del bulevar, con la presencia de esculturas de reconocidos artistas venezolanos y seis vistosos murales situados en las transversales, entre los que destacan El pozo y la estrellas, de Paúl del Río, y Alfabeto plástico tricolor, de Víctor Gil.
Asimismo, conviven en este espacio artesanos, pinta caritas, estatuas vivientes y artistas de calle, que alegran y entretienen a quienes transitan por este ícono popular de la capital.