En Colombia, Kimberly Clark formó carteles de precios con los pañales, cuadernos escolares y papel higiénico

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En el país, Colombiana Kimberly Colpapel registró ventas en el 2015 por $857.995 millones y una pérdida neta por $543.780 millones. Foto: Semana

En el país, Colombiana Kimberly Colpapel registró ventas en el 2015 por 857.995 millones de pesos colombianos y una pérdida neta por 543.780 millones de pesos. Foto: Semana

Casi al mismo tiempo que Kimberly Clark anunciaba el abandono de su planta en Venezuela, dejando sin empleo a casi mil trabajadores, las autoridades de Colombia responsabilizaban a las filiales de Kimberly Clark en dicho país, por ponerse de acuerdo con otras empresas para fijar artificialmente durante 10 años los precios de pañales, cuadernos y papel higiénico, según una nota en el sitio web de la revista colombiana Semana. Empresas multinacionales extranjeras, en conjunto con compañías colombianas, se pusieron de acuerdo para cobrarles más a los consumidores colombianos. Las multas para las empresas implicadas pueden ascender hasta 68.945 millones de pesos (es decir, 100.000 salarios mínimos), solamente en el caso de los pañales, pero Kimberly será exonerada por haber traicionado a sus socios y haberlos delatado.

Texto: Alba Ciudad (Luigino Bracci Roa)

Señala Semana en su nota, publicada el pasado mes de mayo, que el superintendente Delegado para la Protección de la Competencia, Jorge Enrique Sánchez, emitió un informe recomendando “declarar administrativamente responsable y sancionar a Colombiana Kimberly Colpapel S. A., Productos Familia S. A. y a Tecnoquímicas S. A.”, así como a 16 personas naturales por formar parte del cartel de los pañales. El documento señala que fueron participantes principales y permanentes del acuerdo, desde el 2001 y al menos hasta diciembre del 2011.

Kimberly en Colombia cuenta con cuatro plantas de producción y comercializa marcas reconocidas como Huggies, Scott, Kotex, Plenitud, Poise y Kleenex, entre otras. “Se trata de una empresa de consumo masivo que produce y comercializa productos para el cuidado y la higiene personal y familiar”, explica Semana. “Ofrecemos productos que han mejorado de manera significativa la calidad de vida de las personas como son: pañales para niños y adultos, papel higiénico, toallas femeninas, toallitas húmedas, pañuelos faciales, servilletas, entre otros”, dice su sitio web.

La filial colombiana forma parte de Kimberly-Clark Corporation, empresa multinacional con 140 años de vida, presente en más de 175 países. En el país, Colombiana Kimberly Colpapel registró ventas en el 2014 por 857.995 millones de pesos y una pérdida neta por 543.780 millones de pesos, mientras que Kimberly-Clark Antioquia obtuvo ventas por 99.569 millones de pesos y una utilidad neta por 10.381 millones de pesos.

Cuadernos escolares

Ya desde 2015 se denunció que Kimberly estaba involucrada en un cartel con los cuadernos escolares, que involucraba a su filial Kimberly Colpapel junto a las empresas Carvajal Educación y Scribe Colombia. “El mercado de cuadernos escolares es un negocio enorme”, explica Semana, “pues los usan 9,5 millones de estudiantes. Durante los últimos 13 años, el periodo investigado por la Superintendencia de Industria y Comercio, se vendieron en el país 1.183 millones de cuadernos por un valor de 2 billones de pesos. Esto deja al descubierto las ganancias que habrían obtenido las compañías por los presuntos acuerdos”.

“Estas firmas se habrían puesto de acuerdo para fijar artificialmente los precios y definir estrategias de comercialización y descuentos en supermercados y cadenas de almacenes”, señala Semana.

Según la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) de Colombia, el cartel de los cuadernos se habría configurado entre 2001 y 2014, lapso en el cual las tres empresas se pusieron de acuerdo “para acordar los precios de esos artículos, definir cuándo y cómo se harían los descuentos y promociones y cuándo se suspenderían, no solo en Colombia, sino en otros países vecinos”. Con estas prácticas “los involucrados buscaban frenar la competencia, restringir el acceso de los consumidores a ciertos tipos, o privarlos de recibir promociones como lápices, cartucheras, colores, entre otros. Esto, obviamente, iba en contra de los consumidores que tenían que pagar más”.

Papel higiénico

Luego, en abril de 2016, la Superintendencia emitió un informe recomendando multar a cuatro de las cinco empresas que hicieron parte del “cartel del papel higiénico”, un tema que viene siendo investigado desde hace cerca de tres años. Este hecho causó indignación entre la población colombiana porque “se trataba de acuerdos de precios entre multinacionales extranjeras con compañías colombianas para cobrarles más a los consumidores por este producto básico en la canasta familiar, así como por las servilletas, paños para la cara y las manos, entre otros productos“.

En el caso del papel higiénico, se trataba de Productos Familia, Kimberly Colpapel, Papeles Nacionales y Cartones y Papeles de Risaralda, así como a 21 directivos de estas compañías.

“La cartelización es duramente castigada en muchos países desarrollados porque son acuerdos entre grandes empresas que terminan afectando a millones de personas. Por eso las multas son cuantiosas ya que tratan de recuperar una parte, así sea pequeña, de todo lo que han ganado las compañías abusando de los precios”, señala Semana.

Kimberly no será multada

Al parecer, Kimberly saldrá indemne de estos tres lamentables episodios de la historia de la industria colombiana, puesto que “fue la que delató en primera instancia a las firmas cómplices dentro de los tres carteles que buscaban en la práctica fijar precios mínimos y evitar la competencia, en desmedro de los consumidores”, señala Semana.

“En el marco del Programa de Beneficios por Colaboración, la Delegatura determinó que Kimberly aportó información y pruebas útiles para establecer la existencia del acuerdo de precios y sus circunstancias de tiempo, modo y lugar, así como la identidad de los participantes y su grado de responsabilidad”, señala el documento conocido por Semana.com, lo que significaría que la empresa sería eximida de la sanción en el caso de los pañales. También ocurrió lo mismo en el caso del papel higiénico.

Tal parece que todo aquel que confía en este tipo de transnacionales corre el riesgo de ser traicionado.

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