Con un recital didáctico y anecdótico recordaron a Fredy Reyna y Hermán Gamboa en el Celarg

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Los 3 2Con un recital didáctico y además cargado de anécdotas realizado ayer en el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg), en Caracas, los virtuosos cuatristas Ángel Martínez y Cheo Hurtado recordaron y rindieron un sentido tributo a dos grandes pilares del desarrollo de nuestro principal instrumento nacional, como lo fueron Fredy Reyna, a propósito de los 99 años de su nacimiento, y el recientemente fallecido Hernán Gamboa.


Texto: Correo del Orinoco (Luis Jesús González Cova / Fotos Celarg)

El encargado de comenzar el homenaje en esta oportunidad fue Ángel Martínez, pupilo directo de Fredy Reyna, con quien tuvo la suerte de compartir incuso más allá de la enseñanza musical. Entre tema y tema el músico ilustró al público asistente sobre los aportes de su maestro al desarrollo del cuatro y explicó el origen de la afinación característica de su manera de tocar, distinta a las más popular y difundida, al menos en el siglo XX, conocida como CAM BUR PIN TÓN.

Martínez contó inicialmente su primer contacto, a sus 18 años de edad, con Fredy Reyna, durante un concierto de éste en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela (UCV). En resumen, el primero se convirtió en alumno del consumado artista en 1976 y en 1978 ofreció su primera presentación.

“Al principio no me imaginé que pudiera llegar a tocar un tema de él llamado ‘Motivos del polo venezolano’. Gracias a él lo pude tocar y con ese tema comencé ese primer concierto. Ahora, como un agradecimiento a Fredy Reyna, siempre abro mis presentaciones con esa composición”, reveló el artista.

LOS MAS GRANDES

Ángel Martínez, quien además se dedica a la investigación sobre el cuatro y los ritmos tradicionales venezolanos, aprovechó la ocasión para conversar un poco a cerca del polo, género musical propio de Margarita, Coro y los alrededores de estos dos puntos, cuya principal diferencia entre ellos consiste en la manera de cantarlo: en el occidente la métrica es en octosílabos mientras que en oriente es más libre el verseo. De manera que si se interpretas de manera instrumental no se puede distinguir si es de una zona o de otra. Es simplemente polo venezolano y por eso el título de “Motivos del polo venezolano”, acotó.

Luego de tocar “El gabán”, Martínez agradeció la oportunidad de participar en este homenaje que involucra, en su criterio, a tres de los más grandes cuatristas del país: Fredy Reyna, Hernán Gamboa y Cheo Hurtado, junto al también mencionado Jacinto Pérez, conocido como El Rey del Cuatro, de quien Hurtado interpretó una composición.

CAM-BUR-PIN-TÍN

El músico e investigador explicó que uno de los principales y más conocidos aportes de Reyna al cuatro fue la afinación, conocida incluso hoy en dia como “afinación Fredy Reyna”. Sobre este particular Martínez contó que, si saberlo, su maestro había retomado la afinación con la cual llegó a Venezuela, hace mas de 500 años, la guitarra de cuatro pares de ordenes (ocho cuerdas agrupadas en pares de dos) que de manera onomatopéyica sonaría algo así como CAM-BUR-PIN-TIN.

Cheo 5

“Aldemaro (Romero) decía que la afinación del cuatro (CAM BUR PIN TÓN) era una afinación cobarde, porque va de los grabes a los agudos hasta el final que se devuelve. Fredy cuando se enfrenta a cuatro no le encuentra sentido a esa afinación y decide cambiarla. Es importante saber que la investigadora Isabel Artez publicó un libro en 1967 donde dice que había más de 30 afinaciones para e cuatro. Entonces lo tradicional era tener varias afinaciones”, ilustró.

Así luego de conversar ampliamente sobre estos temas y destacar a Fredy Reyna no somo como artista, sino además como un ser humano con una configuración moral y ética ejemplar que siempre tuvo a su familia como centro de todas sus actividades, interpretó otras piezas popularizadas por su maestro y otros adaptados por él mismo.

EN LA PILA

Por su parte, Cheo Hurtado comenzó la segunda parte del espectáculo con varias de las introducciones creadas e interpretadas por Hernán Gamboa para algunas de las canciones más conocidas de Serenata Guayanesa, como “El Sapo”, “Ciudad Bolívar” y “El burro parrandero”.

“Decidí comenzar con la introducción de ‘El sapo’ porque cuando irrumpe Serenata Guayanesa, por allá por 1971, cuando la gente escuchaba eso se preguntaba quién era ese cuatrista que tocaba eso tan hermoso”, acotó Hurtado.

Hernán Gamboa fue padrino de pila bautismal de Cheo Hurtado cuando contaba con aproximadamente seis años de edad. A esa tierna edad ya el ahijado había comenzado su aprendizaje musical tutelado por su propio padre, Ramón Hurtado, amigo de Caimito Gamboa, padre del primer cuatrista de Serenata Guayanesa.

Durante el recital Cheo Hurtado contó que nunca recibió clases directas de su padrino. No obstante, reconoció que además de usar los discos de Serenata Guayanesa a manera de libros para “fusilarse” el estilo de Hernán Gamboa, también aprovechaba las reuniones familiares para fijarse en su manera de tocar y observar en directo la técnica conocida como garrapunteado, inventada por él.

“Había muchos buenos cuatristas en Ciudad Bolívar, entre punteadores y acompañantes. Pero a mi me llamo muchísimo la atención el estilo de Hernán Gamboa, el que yo cultivo y enseño actualmente eso no quiere decir que no puntee porque esos no es malo, todos los de cuerda se puntean. Herrnán Gamboa. Él demostró que con la afinación tradicional (CAM BUR PIN TÓN), también se podía hacer del cuatro un instrumento solista.

Acompañado por el bajista David Peña, conocido como Zancudo, el fundador de Ensamble Gurrufío interpretó con ese estilo garrapunteado temas de distintos autores nacionales como Billo Frómeta, Aldemaro Romero, Jacinto Pérez y Eneas Perdomo, entre otros.

Como una nota curiosa, ambos intérpretes interpretaron por separado la composición de uan Vicente Torrealba “Concierto en la llanura”. De esta manera el público tuvo la oportunidad de diferencia de manera concreta la diferencia entre estos dos estilos que lejos e competir, e complementan.

Para concluir, ambos cuatristas, junto a Peña, compartieron el escenario para hacer juntos obras como “Maldición”, con arreglos de Fredy Reyna y “El frutero”, de Cruz Felipe Iriarte, entre otros.

 


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