La clave comunal: Entrevista con Isabel Rauber

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Isabel Rauber en la Comuna Negro Primero

La palabra y la idea de comunas solamente existían hasta poco tiempo atrás en libros y conversaciones pequeñas. Sin embargo, en los últimos años ha vuelto en Venezuela al centro de la escena, no como imaginario sino como realidad vivida por decenas de miles de personas. Particularmente en los dos últimos años, lapso en el que fueron registradas más de mil comunas en todo el país. Este crecimiento ha suscitado el interés de muchxs, tanto en el país como fuera. Entre ellxs, el de Isabel Rauber, intelectual y docente argentina, quien ha venido a Venezuela a participar del Congreso Internacional Inventar la Democracia del Siglo XXI. A poco de comenzar el evento y antes de ir a compartir con la Comuna Negro Primero, situada en Carabobo, Isabel aportó algunas de sus ideas sobre el camino comunal.

Texto: Marco Teruggi, La Cultura Nuestra

¿Cómo analizas la propuesta comunal y cuál es la importancia que le ves en el proceso de transición?

La organización de los pueblos en comunas es una propuesta estratégica, no de transición. Es la fundación de la nueva sociedad, del nuevo mundo, pero con la paciencia de que no lo vamos a tener todo ya, sino que ese mundo se va a ir construyendo en esos territorios de las comunas y los consejos comunales. Cuando Hugo Chávez dice: ‘Comuna o nada’ no quiere decir que lo demás no vale, dice que sin el desarrollo comunal no tenemos una perspectiva de superar el capitalismo. Es en esos nichos donde los pueblos van creando de hecho, opciones de vida por fuera de lo que históricamente ha sido.

Chávez está viendo allá en el horizonte, se imagina un país organizado en comunas, un pueblo que logra escapar de la lógica competitiva destructiva, como por ejemplo el bachaqueo, que es un espejo del mundo en el cual vivimos y del cual queremos salir. Ese es el sálvese quien pueda, y es lo que pasa todos los días cuando el comerciante te roba 50 gramos; no te das cuenta pero es la misma lógica. Son reacciones que no nos gustan pero son las reacciones del mercado, y dentro del mercado no hay soluciones, no inventamos nada, reproducimos miserias.

¿Dónde se puede crear otra cosa? En la comuna, donde todo el mundo te ve. Y si vos, Juan, estás haciendo bachaqueo tu vecina lo ve y te lo dice. En la relación entre las personas, la solidaridad, la complementariedad se puede aprender otra economía, que va a salir entre otros lugares de la economia comunal, familiar, comunitaria. Son gérmenes para el nuevo mundo, como la producción en forma cooperativa, en las pequeñas empresas, formas colectivas donde en vez de ir unos contra otros, nos damos cuenta que unos con otros podemos encontrar soluciones. Veo allí la base para la creación de lo nuevo, es la clave para el Poder Popular comunal, que es un Poder Popular que ha germinado con el trabajo colectivo. No veo en una comuna la organización del nuevo mundo, sino en la organización de Venezuela en comunas”.

La propuesta comunal es la de avanzar hacia el Estado comunal, ¿cómo crees que puedan ir dándose los vínculos con el Estado existente desde esa perspectiva?

Se va a ir transformando el Estado, recordando a Antonio Gramsci, el Estado es toda la sociedad, no sólo las instituciones estatales, que pasan de un Estado capitalista a uno comunal. Habrá que ver qué instituciones se dan en un país organizado en comunas para gobernarse, porque de alguna forma alguien tiene que coordinar. Lo centralizado va a existir siempre, lo que habrá que cambiar es la forma de centralización que vendrá tejida del enjambre de las comunas, eso hay que crearlo.

Lo que sí sé es que no será todo el país en comunas ni el mismo Estado en tanto institución. Cuando tengamos Venezuela organizada en comunas ya este Estado se habrá ido comunalizando también, o desaparecerá y se fundarán nuevas instituciones, porque la forma comunal es una institución en sí misma, porque es autogobierno desde la base, pero no es que hoy una comuna puede resolver el problema, hay que ir viendo cómo se logra. Las comunas van a ir construyendo una nueva forma de estatalidad, un Estado que se abre a la participación, donde las políticas públicas se vayan definiendo con los protagonistas de esas políticas públicas.

Es un caminar, la revolución es un caminar, por eso es una revolución permanente, no es una cita mía, no es de Trotsky, lo dijo Marx, la revolución no es un momento. La fuerza de las comunas es que están ensayando y creando un modo diferente de vivir. Van a tener contradicciones, errores, obviamente si están creando algo nuevo, ¿en los laboratorios los químicos no vuelan a veces con sus ensayos?, y nosotros estamos haciendo un laboratorio de la vida.

Yo digo como Chávez: comuna o nada. El futuro está en las comunas, pero paciencia, si queremos cambiar el mundo tenemos que tener tanta impaciencia como para no perder un minuto en hacer todos los cambios en el lugar donde estamos, pero la suficiente paciencia para comprender que la plenitud de lo que queremos lograr es una cosa que no depende sólo de nosotros. Es un debate, una lucha cultural, política, una interacción con otros, no solamente en Venezuela, sino con los países vecinos, el continente y el mundo.

 

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Hablando del continente, ¿cómo analizas el escenario actual, teniendo presente el Decreto-Ley de Barack Obama, uno de los puntos más visibles de la política del imperialismo contra Venezuela y la región?

La prueba de que no está tan mal todo lo que estamos haciendo es que los yanquis están desesperados por tumbarnos, a todos. Siempre tienen uno de turno, en este caso le tocó a Venezuela, ellos van viendo dónde logran articular. Aquí lograron articular con un sector de la oposición fuerte, muy vinculada a Miami, a sectores retardatarios del poder de Colombia, y aunados a una derecha internacional, entonces el efecto daño se multiplica y Venezuela es la plaza elegida. Pero no es que sean amigos ni de Bolivia, Ecuador, El Salvador, las amistades se disimulan, tampoco son amigos de Cuba a pesar de que están haciendo la paz, están haciendo el armisticio porque les conviene en su estrategia global en el continente.

Ahora se la han agarrado con Venezuela por razones estratégicas fundamentales: ellos necesitan tumbar a uno de los países grandes con poder económico. Se tiraron duro con Brasil y no pudieron, pero sí hubieran podido evitar que Dilma esté ahí. En Argentina trataron pero no lograron. Y aquí no lo lograron pero tienen algunos pilares fuerte, y el fuerte de ahora es la economía. De Venezuela ambicionan el lugar estratégico, la venganza contra Chávez, los chavistas, no le van a perdonar nunca, como no le perdonaron a Cuba, y el tema del petróleo. Y a esto responden políticas como el desarrollo del fracking: están desesperados en ahogar a los países que viven del petróleo para quedarse con el petróleo. Estamos viviendo la etapa en que Estados Unidos quiere recuperar el continente y Venezuela es lo primero. Por eso el problema de Venezuela no es de Venezuela, es del continente.

Y es muy serio por tratarse de la historia económica de Venezuela: la dependencia del rentismo petrolero, con muchas debilidades en el sector autosustentable en alimentación, donde hay una debilidad en la producción de alimentos y mucha importación. Esto genera una distorsión en la capacidad de Venezuela de responder inmediatamente, pero lo puede hacer como todos los pueblos. Hay que reaccionar desde lo productivo a la guerra económica. No va a ser mágico. No tengo un dominio territorial de la geografía económica de Venezuela, pero yo me imagino que hay una gran capacidad productiva en amplios sectores de la tierra, entonces hay que tomar medidas con el pueblo para que vaya a producir. Y en los territorios las huertas comunitarias, la economía familiar, parece que no pero suma un montón; en primer lugar, porque te quita el drama de la alimentación a amplios territorios del país, ¿cuáles? Todos aquéllos que tienen una economía comunitaria. No hay que despreciar, ¿qué puede producir una comuna? su comida. Ya no tienes que llevársela en camiones, así una y la otra, y cuando multiplicas tienes amplios territorios. Y si la batalla económica ahora es producir, pues eso es lo que hay que hacer, producir.

 

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