La educación dentro del proceso bolivariano fue analizada en el Congreso “Inventar la Democracia del Siglo XXI”

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sskdkskjdsdskjdIntelectuales, historiadores, educadores y movimientos sociales de Argentina, Cuba y Venezuela visitaron este viernes la sede de la Escuela Bolivariana de Formación Cultural Fermín Toro para disertar sobre la educación en el contexto del proceso revolucionario. La cita formó parte de los foros que integran el I Congreso Internacional Inventar la Democracia del Siglo XXI. La viceministra de Educación Inicial y Primaria, Gisela Toro, tuvo la misión de recibir al cuadro de intelectuales integrado por la argentina Claudia Korol, el cubano Raúl Torres, el venezolano Néstor Corra y los argentinos Esteban de Guri y Miguel Mazzeo.

Correo del Orinoco (Romer Viera / Fotos: Héctor Lozano) y Alba Ciudad

Para el historiador venezolano Néstor Corra, en el país “debemos replantearnos los procesos de formación” de las niñas, los niños y los adolescentes con el fin de concebir al nuevo sujeto político, es decir, generar nuevos procesos que les permitan reconocerse como sujetos protagónicos.

En opinión de Corra, “las niñas y los niños tienen más facilidades que un adulto” para desaprender los aspectos relacionados con el colonialismo cultural. A su juicio, “se debe acelerar el desaprendizaje” de la colonización a la “que hemos sido sometidos”.

Consideró fundamental que desde la escuela las y los estudiantes entiendan desde otra perspectiva, desde una visión nativa, sobre “las tensiones y las luchas que han generado la historia de Venezuela”. “Para descolonizarnos”, advirtió, “tenemos que mirar hacia la historia, tenemos que comprender cómo fue el proceso de colonización y que no fuimos descubiertos sino que nos encontramos. Que en estas tierras había una cultura ancestral, prehispánica”.

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Corra juzgó que, a pesar de los avances en materia educativa alcanzados por la Revolución Bolivariana, es el momento de plantearse las discusiones sobre la calidad de la educación, la construcción del sujeto y la pedagogía. A su parecer, se mantienen algunas debilidades en estas materias, y entre ellas, las deficiencias relacionadas con el registro y la sistematización de los procesos.

Simón Rodríguez en la actualidad

Según la educadora argentina Claudia Korol, los procesos pedagógicos de los pueblos de América tienen una deuda con el legado de Simón Rodríguez. Asegura que, a pesar de que sus aportes provienen del siglo XIX, aún son de actualidad. “Creo que en Venezuela se ha venido recuperando, pero todavía no es conocido suficientemente en el resto de nuestra América”, opinó. Korol consideró que las ideas de Rodríguez son necesarias para que los pueblos “se apoderen de su historia” y para que esta “no sea solo la reproducción de algunos elementos fragmentarios del conocimiento que tenemos”.

Simplificar los procesos

Korol llamó a simplificar los procesos de formación con la intención de hacer más comprensibles, accesibles y articulados los contenidos y los lenguajes. En este sentido, sugirió integrarlos mediante el juego, el arte, la música y las distintas maneras de teatro. “Hay un montón de posibilidades que nos da la experiencia artística, creativa, para que no sea solo una pedagogía de las cabezas, de la racionalidad, ya que para transformar al mundo y defender la Revolución necesitamos el cuerpo todo”, expresó.

Miguel Mazzeo: Venezuela invita a replantear la formación del Poder Popular

A juicio del historiador argentino Miguel Mazzeo, la Revolución Bolivariana ha generado un nuevo paradigma basado principalmente en la noción del pueblo organizado, que invita a repensar el
tema de la formación política del Poder Popular.

Durante su participación en el foro Educación Liberadora: Pedagogía Transformadora, el historiador aseguró que con la llegada de la Revolución se marcó un antes y un después en lo que respecta a la concepción del poder en manos de las mayorías. Entre otras cosas, señaló, el proceso obliga a pensar la política “con un fundamento social  o comunal”. En su opinión, “el gran desafío que propone es construir la sociedad civil socialista, una idea que, según explicó,  forma parte de este proceso desde sus inicios, incluso plasmada en el llamado libro azul escrito por el líder Hugo Chávez Frías y recientemente en el texto Golpe de Timón y en la consigna ‘Comuna o nada”.

Creación permanente

Mazzeo sostuvo que “no se puede pensar ya en socialismo  sin el desarrollo consciente de una población civil socialista  en constante crecimiento”. Y añadió que esto sería difícil sin la creación de instituciones que permitan “la autotransformación y la autoemancipación de los seres humanos”.

“La Revolución nos convoca a pensar en el Poder Popular como un tipo de poder incluyente”,  expresó Mezzeo, pero, reiteró, “necesariamente debe articularse a otros poderes constituidos”. Refirió que desde la perspectiva bolivariana, el Poder Popular propone la concepción de la política “como apuesta y experimentación permanente”, ya no como una política que resulta de la “concreción de una verdad establecida”, sino con “un carácter experimental que está siempre a prueba” y “en crisis creadora”.

Las comunas como origen y fin

Para el historiador, “las comunas son el fundamento y al mismo tiempo el horizonte del Poder Popular”, además “del camino más adecuado para el socialismo”. A su parecer, “el socialismo tiene que venir desde abajo”, aseguró que, sin pres cindir de ellos, “no son suficientes las iniciativas de gobiernos vanguardistas”. A decir del escritor argentino, la Revolución “invita a articular” los conceptos de soberanía y autonomía; es decir, “construir la soberanía nacional a partir de la autonomía popular”, un vínculo que, en su opinión, es posible gracias al Poder Popular.

Para Mazzeo, en la experiencia bolivariana se le atribuye la formación política del pueblo al Poder Popular, y se entiende “la formación como autoformación” y “como hipótesis de transformación radical y emoción compartida”.

Formación sin barreras

Para el intelectual, la formación política permite romper  con fundamentos presentes en el “ADN del capitalismo”. En su opinión, dentro de un proceso revolucionario no debería existir el concepto de público, ya que, a su entender, no debe haber divisiones “entre aquello que portan ciertos saberes y los que no los portan”, a quienes se les atribuye la función de obedecer. “Si no
se rompe la separación entre dirigentes y divididos, es muy difícil construir Poder Popular”, sentenció.

Para concluir, el pensador expresó que “la formación de una conciencia revolucionaria es un  proceso dialéctico” que no debe concebirse como un fin; “es una tarea permanente, y no es un
instrumento para la selección de los cuadros”.

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