Esta noticia fue publicada hace mucho tiempo
Usted está leyendo una publicación de nuestros archivos de noticias, hecha hace 9 años. Cerciórece siempre de la fecha de publicación de una noticia y no permita que personas inescrupulosas la hagan pasar como actual.
Con el propósito de acercar el entorno histórico con el arte y los creadores, este jueves 9 de abril se realizará la segunda Toma Política Cultural denominada “Ni golpe, ni paro, al pueblo lo que es del pueblo”, en el Teatro del Oeste, frente a la estación del Metro Caño Amarillo. Este evento dio su primer paso el 26 de febrero, en homenaje al cantautor Alí Primera y la conmemoración de los 26 años de El Caracazo. En esta oportunidad se desarrollará a propósito de rememorar el Golpe Petrolero ejecutado por la derecha venezolana en abril de 2002 para derrocar al Comandante Chávez, quien salió adelante y pudo sacar de esa situación al pueblo venezolano.
Este encuentro de sensibilización, auspiciado por la Compañía Nacional de Danza, iniciará a partir de las 2:00 p.m. en el Lobby del Teatro del Oeste, con la inauguración de la exposición fotográfica Todo 11 tiene su 13, de la fotógrafa Wendy Olivo; exposición que se logra gracias al apoyo del Metro de Caracas.
Posteriormente, se proyectarán los documentales Golpe de Estado y Golpe Petrolero, para luego dar paso al conversatorio sobre experiencias del 11, 12 y 13 de Abril. También se presentará el video: Arte y Política, producción de la Agrupación Coreoarte.
La actividad culminará en la Plaza Carlos Gardel, ubicada en la salida de la estación del Metro Caño Amarillo, a partir de las 4:00 p.m., con la presentación del Elenco Contemporáneo de la Compañía Nacional de Danza, de las agrupaciones musicales Viover y los Piraos, Los Bandonados; poesías a cargo del Frente Cultural de Izquierda. Además el proyecto Red Danzante Comunidad en Movimiento traerá al grupo Tambor y Gloria.
Este espacio se realizará una vez al mes bajo la premisa de que la cotidianidad del ser humano es político, y todo el entorno es cultural, ya que es fundamental la reactivación política como una parte indivisible de la danza, y como responsabilidad revolucionaria.