Leopoldo Castilla elogió al proceso venezolano

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MG_7798El ganador de la V Edición del Premio Internacional de Poesía Victor Valera Mora, Leopoldo Castilla, tuvo palabras de elogio para el proceso político bolivariano en Venezuela. Quiso que sus palabras fuesen antecedidas por la solicitud de un permiso ante el pueblo para referirse a un proceso político en el que algunos pudieran asegurar que no tiene voz ni voto.

Texto: CiudadCCS (Igor García) / Fotos: Yrleana Gómez

“En primer lugar quiero que coloques allí que pido permiso al pueblo de Venezuela por lo que voy a decir: Yo conozco mucho a Venezuela. Yo soy venezolano. Recientemente estaba en Cuba y un cubano me dice: ‘Oye chico, ¿Tú eres extranjero?’. ‘Hermano, yo soy militante de la Patria Grande’, le respondí. Toda esta es nuestra tierra, desde México a la Patagonia somos una sola Patria y no nos movemos de allí ni nos van a mover de aquí. De ahora en adelante debemos ser todos de una misma Patria y dejar de lado el hecho de llamarnos bolivianos, colombianos, venezolanos. Somos todos hijos de una misma tierra”.

Luego, Castilla remató sus reflexiones: “Sobre Venezuela puedo decir que no conozco país en el mundo que haya hecho esta maravilla de caudal editorial, de edición masiva para que literatura libre sin censura, sin cortapisas, llegue a manos de gente más postergada. Es un ejemplo absolutamente sobrenatural y de una generosidad impresionante que no sé si se le ha devuelto esa generosidad”.

“Creo que aquí se han hecho cosas maravillosas en la vivienda, en la salud, con los mercales, una lucha impresionante. Esas conquistas no pueden ser destruidas, deben formar parte de un patrimonio futuro del país. No pueden ser destruidas por la ambición de algunos incapaces de respetar esta experiencia que, como le decía hace un rato, no es un ataque a la Revolución, es un ataque a la democracia más profunda que se ha hecho en esta parte del mundo. Es muy importante que se conozca esto que paralelamente se ha puesto en manos de la gente, de aquellos que antes no tenían nada, se han puesto en sus manos planes, programas, que hacen crecer otras fuentes de riquezas en el país”.

En ese sentido, el entrevistado aseguró que el pueblo tiene la responsabilidad y la obligación de mantener vivos y seguir cultivando esos programas sociales y políticas públicas que han costado levantar. Apuntó que los colectivos deben estar al tanto del acecho de las sombras del golpismo, de la ambición y de la muerte.

“Un proceso así necesita del apoyo de todos, la gente tiene que trabajar para ayudar a levantar el país y darse cuenta que lo que ha hecho Chávez, ese hombre único en la historia, es un golpe de futuro y que las fuerzas más conservadoras deben apoyar, a menos que sean lacayas. Porque hay conservadores que no son vasallos, hay gente que le encanta ser vasallos, ser sirvientes de los poderosos”, dijo.

Del mismo modo, elevó un mensaje contundente: “La gente que ama esta tierra tiene que entender que esta tierra es superior a todos ellos, porque ellos también son la tierra, a ellos los ha parido y a ellos se los va a comer. Es su madre y a la madre no se le implota ni se le destruye”.

Dijo que ha visitado Venezuela en varias oportunidades, así como lo ha hecho con Cuba, Colombia, Brasil y otros países latinoamericanos, en donde ha compartido con su gente. De uno de esos viajes, que hizo hacia el oriente, obtuvo la inspiración para dar vida a Gong (Canto al Asia), con el cual ganó el concurso Víctor Valera Mora, del Celarg.

Comenta que continuará sus viajes, ahora apoyado por el dinero obtenido del premio. Espera conocer los países árabes para descifrar todos los mitos y leyendas que se tejen a su alrededor, así como otras naciones que no ha visitado.

“La poesía es el último albergue que le queda al hombre”

A él lo conocen como Teuco. Quizás en Argentina descifran con facilidad el significado del término. Para nosotros es desconocido y también para el diccionario de la Academia de la Lengua. Es poeta, pero no se define como tal, porque no sabe qué es eso de la poesía, solo percibe que llega, inspira, habla a través de su verbo, se desparrama y huye, buscando otros ambientes, otras personas, otras latitudes y otros climas. Leopoldo Castilla es Teuco. Hijo de poeta, hace poesía. Por ello le dieron el Premio Víctor Valera Mora en el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg) por su libro Gong (Canto al Asia). Lo contacté en un salón casi en penumbras del Celarg, adornado con fotografías en claroscuros. Se le veía cansado, pero feliz y presto a seguir respondiendo las mismas preguntas que realizaban los periodistas citados para esa tarde.

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Derrochaba modestia, tanto en su vestir como en su trato, logrando que el diálogo fluyera sin poses ni jactancias. Es un hombre que viaja mucho tras una musa que puede esconderse en el fondo de un árbol de hojas negras en una selva de Alemania o en la casucha de una aldea donde los niños se maravillan por el accionar de unos títeres que solo se mueven para hacerlos reír.

¿Qué es poesía?, fue la primera pregunta surgida, luego de los saludos correspondientes.

—Mire, si usted sabe qué es la poesía o sabe de alguien que dice saber qué es la poesía, avíseme. Nadie sabe lo que es la poesía. Se han hecho miles de aproximaciones y nadie sabe. Para mí, creo que está en una dimensión, dentro de una partícula muy extraña porque no está en uno. Llega cuando ella quiere. Por eso no hay un gran poeta. Un gran poeta sería aquel que siempre se sienta a escribir y le salen poemas maravillosos.

La poesía está cuando ella quiere y es vagabunda siempre está esperando gente que la espera o que la salga a buscar. Sobre qué es la poesía no tengo la más mínima idea y hace muchos años que la escribo. Es capaz que no haya escrito nunca poesía, porque, vaya a saber si uno se va a morir sin saberlo, aunque se lo diga al mundo. Yo no he tenido evidencia de que haya sido poeta nunca.

—¿Cómo llega Leopoldo Castilla a la poesía?

—Mi padre era un poeta muy conocido en mi país. Así que yo nací en casa de un poeta. La poesía era como el pan en la mesa de todos los días y él me enseñó todo lo que sé. Alguna otra cosa he aprendido. Todo lo he asumido con mucho entusiasmo. No todo me ha salido bien, pero me ha salido.

—¿Qué poetas lo han influenciado a usted?
—Yo creo que toda la poesía que he leído me ha enseñado mucho. Yo honestamente no registro ni me han registrado tampoco alguna influencia notoria, pero es una pared de ladrillos que los han puesto todos. Así que la poesía es una obra de todos.

Luego la conversación se paseó por la obra de Víctor Valera Mora y la posibilidad de que en sus trabajos pudiera existir algún rasgo dejado por este poeta venezolano. —Sí lo conozco. He leído sus libros. Es un gran poeta. Con respecto a si existe alguna influencia suya en mis trabajos no creo que haya merecido tener influencias tan grandes e importantes.

—Podría considerarse difícil leer a los poetas.

—Es cuestión de acostumbrarse y es cuestión de frecuentación. Y muchas veces con gente que no ha tenido acercamiento con la poesía yo le digo: ‘mirá, empezá leyendo la generación del 27 de los españoles: García Lorca, Antonio Machado, etcétera, etcétera. Lee los poetas de tu tierra para ver si en ese universo que tú conoces te vas a reconocer en la poesía de ellos y en la poesía tuya. Y, así, poquito a poco, una vez que vas entrando, ya puedes leer todo. Hay poetas que son difíciles de leer. Hay poetas que yo todavía leo y soy un lector casi fanático y hay poetas que hasta a mí se me dificulta el acceso de su poesía. Hay mucha poesía hermosa y, sobre todo, que la poesía de un poeta es del mundo. Es un viaje planetario, porque la constelación es el espíritu.

—¿Siempre es vinculante la poesía con lo social o lo político?

—Es hermoso cuando la política se asocia a la poesía. Los valores que desde hace mucho tiempo viene asumiendo la poesía como la agonía del hombre con el universo, con la naturaleza, defendiendo las causas más justas, la libertad más absoluta, la creatividad más absoluta, sin represiones, va decodificando todas las morales que solo sirven de sello pasajero para el tren del poder o de los poderes. Eso lo hace la poesía con la política y es lindo y también lo es que la política se acerque a los valores de la poesía.

Y es hermoso también cuando la poesía decide hablar de la tragedia del hombre y de la injusticia, pero cuando lo decide la poesía. Lo tiene que decidir ella, porque si no, por más ganas que tengas, si ella no lo decide, se hace una poesía impostada, aunque tenga la furia que tenga adentro. Pero impostada. Si no te da permiso la poesía ya has hecho una espada blanda para que le gente se defienda. Lo hermoso es cuando la poesía encarna eso.

—¿La poesía es un arma?

—La poesía es un arma cargada de futuro. La poesía es el último albergue que le queda al hombre, el último albergue para la grandeza que tiene el hombre por dentro y por fuera. La poesía es el último techo que le está quedando al hombre para que se refugie.

Ya el tiempo sugerido para la conversación llegaba a su fin. Se le preguntó sobre sus libros escritos y respondió con hilaridad que no sabía a ciencia cierta cuántos eran. “Quizás son 30 o algo más. Nunca he tenido interés en saber el número exacto de los mismos”. Lo dijo casi en el momento en que escribía en la solapa del libro que éste era para que lo leyera cuando el insomnio no dejara alternativa.

Pidió disculpas por algún error que se haya escapado en esta edición realizada especialmente para el Celarg y que se venderá en la cadena de Librerías del Sur, en vista de que no había tenido tiempo de revisarlo.

Biografía Mínima

  • Leopoldo “Teuco” Castilla nació en Salta, Argentina, en 1947
  • Desde joven sintió afición por la poesía, gracias a la influencia que representó su padre, quien fue escritor en su tierra
  • Tiene una vasta producción bibliográfica en el área de poesía, que incluye las obras El espejo de fuego (1968); La lámpara en la lluvia (1971); Generación terrestre (1974); Versión de la materia (1982); Campo de prueba (1985); Teorema natural (1991); Baniano (1995); Nunca (2001); Libro de Egipto (2002); Línea de Fuga (2004); Bambú (2004); El amanecido (2005)
  • En el año 2001 fue publicada una Antología del autor por el Fondo Nacional de las Artes de su país
  • Es ganador del Premio de Poesía del Fondo Nacional de las Artes 2001
  • Premio Municipal de Poesía de la Ciudad de Buenos Aires 1998-1999
  • Se alzó con el galardón de la quinta edición del Premio Internacional de Poesía Víctor Valera Mora 2014, con su libro Gong (Canto al Asia)
  • Ha incursionado también en la narrativa con textos como Odilón (1975) y La luz naranja (1984)
    Fue invitado por la Unión Soviética para escribir para la Editorial Progreso de Moscú

__________

Ofrendas

Le ponen flores
para que el muerto vea
y le dejan, también, flores
[mentales
que calientan la piedra.

Em un viento sin viento
gira el difunto,
atraviesa la noche y sus batallas,
sostenido por los pétalos,
intenso y mudo
como um sol hundido,
vuela.

Mientras las flores se destruyen
él se nacimienta.

A los cuatro días, desde muy alto,
caen
la calavera profunda
los huesos nítidos
y ceniza
alegría de ceniza
sobre la tierra.

__________

Antigua fotografía

A Capi Corrales

En la foto hay un hombre y el
[mar y un día
el hombre ha muerto
el día permanece
y el mar continua
y tapa la sombra del hombre
sin deshacerla

junto a él hay tres personas
las tres han muerto
pero siguen ahí
sonriendo
sólo para que él aparezca
[en la fotografia

hace un buen día
allí
las gaviotas gritan pero no se oyen
están todos está él
falta él
el viento no mueve sus vestidos.

__________

Hombre con ataúd

Un hombre carga en sus
[espaldas un ataúd
Los cuervos chillan en los
[árboles
Han comido oscuridad
en los nervios de la luz
Gritan para asustar al sol
y se astrosan
en un calor desalojado
El sol, ese día, se ha llevado un
[muerto
y se llevará ese hombre
y los cuervos
y toda la ciudad
El sol insepulto, hambriento, letal desconocido.

__________

XIII

Este hombre que duerme
[desnudo en el asfalto
no puede aparecer.

Una larguísima soledad se
[extiende
de esa carne
como un párpado caído en
[plena calle.
De pronto, al verlo, los que
[íbamos
comenzamos a manar nuestro
[invisible:
nos abandonan lunas, adormi
[lados animales,
espejos narcóticos,
[entumecidas memorias,
alguien que nunca había
[nacido,
y se hunden en el medanal de
[su cuerpo
y cruzan con él
hasta la planicie
donde a la eternidad
la alarga
una estéril naturaleza.

Ahora los que van por la ciudad
temen por ellos,
por sus deformidades,

el hombre
por el horno de su cremación
-su casa-
donde multiplica por un pozo
los caminos
y teme el pájaro
que creía
que el espacio era su cerebro
y las bestias al saber
que nunca habían sostenido la
[tierra.

 

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