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El campamento de los Palmeritos bajó del Waraira Repano con las “palmas benditas”, como es de costumbre desde hace 238 años, cuando una promesa libró al pueblo venezolano de la fiebre amarilla. Richard Delgado, organizador de la Asociación Civil Ecológica Palmeros de Chacao, cuenta que fue en 1776 cuando el padre José Antonio Mahedano, hizo una promesa a Dios para terminar con la epidemia que le arrebató la vida a más de la mitad de la población de Chacao de aquel entonces.
Texto y fotos: Prensa Mintur
Para ello, el párroco enviaba a los esclavos de las haciendas a buscar montaña adentro la Ceroxylon Ceriferum, convirtiéndose en una de las tradiciones más trascendentales de la historia de Venezuela.
Rubén Amora, es uno de los jóvenes con discapacidad intelectual que fielmente asiste a estos campamentos cada año. Junto a sus compañeros esperaba ansioso en las instalaciones del Sistema Teleférico Warairarepano (STW), para trasladarse a la procesión que parte desde Sabas Nieves hasta el municipio Chacao.
Amora se mostró feliz de volver a participar en la actividad de los Palmeritos, en la que niños de 6 a 11 años de edad, junto a los experimentados abuelos de los Palmeros de Chacao, incursionan en el Parque Nacional para recolectar las famosas plantas que hace un año fueron sembradas por los Pioneros de la Montaña.
Estos últimos, están conformados por adolescentes que se adentran al pulmón de Caracas, como parte de un plan de estudio que les permite investigar el campo y aprender sobre la siembra de la palma, además de recibir información sobre la preservación y conservación de la vida vegetal.
Según Richard Delgado, en el 2013 se sembraron 700 plantas, por lo que este año estiman cumplir esta misma meta, para que en la próxima temporada santa, los Palmeritos vuelvan a revivir la tradición.
Patrimonio Cultural
Los Palmeros de Chacao recibieron en abril de este año, el certificado de Bien Cultural de la Nación por parte del Gobierno Bolivariano. Otro motivo para celebrar a lo grande una de las tradiciones religiosas más asistidas de la Semana Santa.
Cada año son más los feligreses que se unen a esta costumbre que revive nuestros antepasados y hace de esta fecha santa un retiro ecológico en las montañas del Waraira Repano, para celebrar con pasión la grandiosa cultura que abriga a la ciudad capitalina.
