Las palabras del Comandante Chávez sobre García Márquez en un Aló Presidente en 2002

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7DAFC57617A04291DB719573A0D0_h498_w598_m2Colocamos a continuación un fragmento de la transcripción del programa “Aló Presidente” número 125, emitido el  3 de noviembre de 2002. En este programa, el Comandante Hugo Chávez comenta el libro “Vivir para contarla” de Gabriel garcía Márquez que recién le acababan de regalar, lee un fragmento y recomienda a jóvenes y adultos su lectura. Luego, procede a relatar cómo conoció a García Márquez y cómo sostuvo una larga conversación con él en 1999, en un vuelto entre La Habana y Caracas, encuentro que el propio Gabo ya reseñó en su artículo “El enigma de los Dos Chávez“. 

En estas palabras del Comandante Chávez está basado el cuento titulado “El Gabo” que puede encontrarse en el libro “Cuentos del Arañero”, la compilación de anécdotas del Comandante Hugo Chávez, hecha por Orlando Oramas León y Jorge Legañoa Alonso.

A continuación, la transcripción.

También debo felicitar a Marta Hanneker. Estuvo por aquí, bautizaron su último libro: “Hugo Chávez Frías, un hombre, un pueblo”. Yo estoy por la mitad leyendo y estoy leyendo varios libros al mismo tiempo. Estuve esta madrugada hasta tarde con García Márquez. ¡El que no lea ese libro no está completo! Gabriel García Márquez, “Vivir para contarla”, me han regalado este libro, tremendo regalo. García Márquez aquí recoge, yo creo que recoge toda una vida desde su niñez.

Él dice que cuando era niño ya era contador de cuentos, inventaba cosas ¿no?, y que se ganó la fama en su familia de que era adivino. Es el realismo mágico en su máxima expresión; es maravilloso, la narración es maravillosa, ¡es maravillosa!

Invito a todos los jóvenes venezolanos a la lectura. No hay nada como la lectura para uno meterse en el mundo de lo real y también de lo mágico, de lo maravilloso y sobre todo novelas como ésta, de un hombre que ya es leyenda, Premio Nobel de Literatura y para orgullo nuestro latinoamericano, colombiano y además gran bolivariano, qué gran novela: El General en su Laberinto, y no podía dejar de nombrar a Bolívar aquí. Por ejemplo, en este pedacito aquí, él dice que cuando su abuelo era un coronel -y de allí a lo mejor esas novelas de El Coronel no tiene quien le escriba-, y su abuelo le dijo un día al niño García Márquez cuando pegaba el retrato de Bolívar: “éste es el hombre más grande que ha nacido en la historia”.

Entonces el niño que se quedó pensativo y le dijo, recordando entonces a la abuela, que le había dicho otra cosa parecida de otro hombre; entonces le dijo: Abuelo, entonces este hombre Bolívar, cómo se llama… ah, Simón Bolívar… ¿es más grande que Jesucristo?, porque la abuela dice que Cristo es el más grande que ha nacido. Entonces el niño puso al abuelo en dificultades, el niño preguntón. El abuelo inteligentísimo, entonces le dijo: ¡una cosa no tiene nada que ver con la otra! ¡Una cosa es una cosa y la otra es la otra!

Así que el niño quedó con la cosa de que aquellos dos hombres (eran) los más grandes, ¿no?, de la historia. Es una cosa hermosa, mira: él comienza con la mamá, que llegó la mamá, primero. Voy a leer sólo la primera parte.

Chávez leyó entonces los primeros tres párrafos de “Vivir para contarla”, que transcribimos a continuación:

Mi madre me pidió que la acompañara a vender la casa. Había llegado a Barranquilla esa mañana desde el pueblo distante donde vivía la familia y no tenía la menor idea de cómo encontrarme. Preguntando por aquí y por allá entre los conocidos, le indicaron que me buscara en la librería Mundo o en los cafés vecinos, donde iba dos veces al día a conversar con mis amigos escritores. El que se lo dijo le advirtió: “Vaya con cuidado porque son locos de remate”. Llegó a las doce en punto. Se abrió paso con su andar ligero por entre las mesas de libros de exhibición, se me plantó enfrente, mirándome a los ojos con la sonrisa pícara de sus días mejores, y antes que yo pudiera reaccionar, me dijo:

-Soy tu madre.
Algo había cambiado en ella que me impidió reconocerla a primera vista. Tenía cuarenta y cinco años. Sumando sus once partos, había pasado casi diez años encinta y por lo menos otros tantos amamantando a sus hijos. Había encanecido por completo antes de tiempo, los ojos se le veían más grades y atónitos detrás de sus primeros lentes bifocales, y guardaba un luto cerrado y serio por la muerte de su madre, pero conservaba todavía la belleza romana de su retrato de bodas, ahora dignificada por un aura otoñal. Antes de nada, aun antes de abrazarme, me dijo con su estilo ceremonial de costumbre:

Vengo a pedirte el favor de que me acompañes a vender la casa.

Y entonces, Chávez continuó diciendo:

Y por ahí comienza la novela, a vender la casa. Y se fueron a viajar a la casa y llegaron a la casa y ¡oh, Dios mío!, consiguieron al pueblo en la ruina, Aracataca, donde nació Gabriel García Márquez.

Desde aquí nuestro saludo, nunca olvidaré cuando le conocí en La Habana con Fidel, fue en enero de 1999 y él tenía que ir a Barranquilla y me dijo: “bueno, ¡deme la cola pues! Me voy mañana pero como Fidel no nos dio tiempo, como siempre, para hablar…”. Estábamos allí un grupo y El Gabo quería conversar conmigo y hacerme algunas preguntas; no nos dio tiempo Fidel y entonces me dijo: bueno –creo que fue Fidel el que propuso la idea- bueno, pero váyanse en el avión conversando, porque El Gabo no se va mañana para Colombia.

Y así lo hicimos, nos vinimos de La Habana-Caracas unas tres horas y media conversando en el avión. Recuerdo que veníamos y quería tomarse algún licor y le dijimos no, en este avión no se bebe licor, y entonces exclamó… (hizo) una exclamación muy espontánea pero muy latina. Entonces, después de esa expresión, dijo: yo me he montado en no sé cuántos aviones presidenciales y esto lo voy a escribir, y lo escribió: ¡primer avión presidencial donde no hay un whisky! Y le dije: No, aquí lo que hay es jugo de guayaba. Y tomamos jugo de guayaba, nos tomamos como cinco jugos de guayaba entre La Habana y Caracas y hablamos de muchas cosas.

Chávez le contó entonces a García Márquez una anécdota sobre el entonces coronel Raúl Isaías Baduel, quien estaba en el avión y era secretario privado de Chávez.

Y tras ello, dijo para terminar:

Bueno luego nos despedimos allí en la madrugada en Maiquetía… en La Carlota, el avión siguió a llevarlo a Barranquilla y le invité, le dije: “bueno, vuelve”. No ha venido, no nos han honrado, seguramente por su tiempo. También ha estado un poco mal de salud, pero desde aquí mi recuerdo, nuestra admiración de este pueblo a Gabriel García Márquez, sus Cien Años de Soledad, su Laberinto, su General y su Coronel, su Macondo y sus Mariposas amarillas y ahora Vivir para contarla, maravillosa novela, maravilloso libro, maravilloso ser humano, el Gabo, que Dios lo cuide para siempre.

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alfredo
9 años atrás

Sin embargo en Colombia una representante del Uribismo habla de que Fidel y Gabo irian al infierno. Pero los dueños de la empresa ” Motosierras Company Alvaro Uribe Velez S.A.” si podràn ir al cielo. Especialmente el presidente de Fedegan quien la Contraloria General de la Repùblica le sigue investigaciòn por malversaciòn de fondos pùblicos.