FOTOS Y VIDEO: Reinauguran la Plaza Diego Ibarra con concierto dirigido por Gustavo Dudamel

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Bajo la dirección de Gustavo Dudamel, más de 1.500 músicos engalanaron ayer la celebración del Bicentenario de la Independencia, con una presentación que se dio luego de la reinauguración de la plaza Diego Ibarra, un espacio público que fue restaurado por la Alcaldía de Caracas para la fecha patria.

Texto: RNV y CiudadCCS

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Dicho acto fue el cierre de las festividades del martes y con la interpretaciones de los cantantes líricos Aquiles Machado y Gaspar Colón Moleiro, quienes encarnaron a Florentino y el Diablo en la Cantata criolla, la obra de Antonio Estévez, inspirada en los versos de Alberto Arvelo Torrealba.

En el concierto participaron integrantes de las orquestas sinfónicas juveniles del Teatro Teresa Carreño, Francisco de Miranda, Caracas y Simón Bolívar. Un coro de unas mil voces completaron la puesta en escena, que estuvo repleta de talento venezolano en una tarima de 30 metros de largo e igual tamaño de ancho.

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La plaza Diego Ibarra -de 13 mil metros cuadrados y 21 mil metros de longitud- promete ser ahora un lugar de encuentro para las ciudadanas y los ciudadanos, expresó recientemente el alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez.

La plaza, inaugurada en 1968, fue tomada por la economía informal desde la década de los noventa, cuando adquirió el nombre de “Saigón” debido a que era usada principalmente por vendedores de películas y discos. Para su restauración el Estado invirtió unos 25 millones de bolívares. Tiene capacidad para recibir a unas 5 mil personas. El diseño de la Diego Ibarra incluyó una fuente monumental con una escultura de 20 metros de alto, elaborada con material de acero inoxidable. La obra fue creación de Luis Alfredo Ramírez.

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El concierto había sido pautado para las 6:00 de la tarde, por lo que los asistentes pudieron observar el cuadro viviente del 5 de Julio. Un grupo de actores, ataviados a la época independentista, lentamente escenificaban el momento culminante de nuestra libertad. Ya la plaza Diego Ibarra estaba llena y la multitud, cercana a las 50 mil personas, rebasaba los espacios.

A las 6:00 de la tarde arribó el vicepresidente ejecutivo Elías Jaua y también el canciller Nicolás Maduro, acompañados por el alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez, y la jefa de Gobierno del Distrito Capital Jacqueline Faria, quienes recibieron al presidente de Bolivia, Evo Morales, y a los primeros ministros de Curazao y Dominica; también cancilleres visitantes se presentaron para el concierto. La mesa estaba servida.

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Sobre el escenario, desde muy temprano, los músicos afinaban sus instrumentos. Un total de mil 500 ejecutantes, entre voces e instrumentistas, dispuestos a dar lo mejor de sí. Allí estaba el Coro Sinfónico Nacional Juvenil de la Fundación Musical Simón Bolívar, así como coros y jóvenes músicos de diferentes entidades.

A las 6:30 de la tarde se inició formalmente el acto con la entrada de Gustavo Dudamel, quien fue coreado a gritos por la multitud frenética que colmó el espacio caraqueño. Seriedad ante el Himno Nacional.

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La batuta de Dudamel se alzó para iniciar el concierto. Trombas, bajos y percusión provocaban los truenos de la Cantata Criolla. Flanqueando al maestro, el barítono Gaspar Colón, de negro enjuto, daba pie a los versos de Florentino. El reto en el camino, la promesa del contrapunto. El Diablo lanzaba el guante para que el cantor la recogiese. Negra se le ve la manta, / negro el caballo también; / bajo el negro pelo’e guama / la cara no se le ve. / Pasa cantando una copla / sin la mirada volver…Aquiles Machado sería Florentino, el hombre que se enfrentaría al Diablo… El coplero Florentino / por el ancho terraplén / caminos del Desamparo / desanda a golpe de seis… sobre tu pecho desnudo / yo me paro a responder: / sepa el cantador sombrío / que yo cumplo con mi ley / y como canté con todos / tengo que cantar con él…

Fue un concierto de lujo, donde los cantantes se entregaron al público que en silencio los escuchaba. Un juego multimedia en grandes pantallas para dejar sentado ese llano extenso donde se desarrolló el enfrentamiento. Leyendas de camino, murmullos orales que fueron recogidos por el poeta. Florentino y el Diablo.

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De pie, como se aplaude a los grandes, la ovación para Dudamel en un ambiente de alegría.

El espectáculo aún no culminaba. La poderosa orquesta se lanzó con los acordes del Pajarillo y el Alma Llanera, himnos de nuestros campos que hablan de nuestra venezolanidad. Seguidamente, al compás de las notas de Venezuela, fueron encendidas las luces del espejo de agua y activada la fuente donde descansa La Aguja, la escultura que desde ayer es emblema caraqueño.

La guinda se aproximaba. Los caraqueños pudimos disfrutar de los fuegos artificiales programados para la gran tarde. Los músicos, vista al público, disfrutaban de un cielo estrellado, multicolor, que celebraba la Firma del Acta de Independencia de Venezuela. De regalo, Dudamel y sus muchachos brindaron el Mambo del maestro Leonard Bernstein. La algarabía total. Un día fastuoso e inolvidable.

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La Plaza Diego Ibarra está ubicada en centro de la ciudad capital, en la parroquia Santa Teresa del municipio Libertador. Desde el 2007 este importante espacio se encontraba en restauración y ayer, con un fastuoso concierto, fue reinaugurada, exhibiendo ahora una hermosa escultura en el espejo de agua central denominada La Aguja, una figura de metal helicoidal en forma ascendente de unos 6 metros de alto, realizada por el artista plástico Luis Alfredo Ramírez.

Inauguradas las Torres del Centro Simón Bolívar o de El Silencio en 1954, quedó un espacio sin construir por donde sólo corría la avenida Bolívar. A los diez años, el arquitecto Tomás José Sanabria propuso un corredor o bulevar para conectar el Norte con el Sur; el Panteón Nacional con la Basílica de Santa Teresa. Es así como en 1967 se decide la construcción de la plaza, a cargo de los arquitectos John Stoddart y Santos Michelena, para lo cual fue necesario realizar modificaciones de fondo en el área, siendo la más importante la transformación de la avenida Bolívar en un corredor subterráneo para evitar interrumpir la plaza, que pasa a tener características de aérea. En 1968, después de un año del terremoto de Caracas, es inaugurada la plaza en honor al militar independentista y colaborador de Bolívar y Sucre, el general Diego Ibarra.

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Diego Ibarra nació en Guacara, estado Carabobo, en el año 1798 y murió en Caracas el 29 de mayo de 1852.

Este prócer venezolano fue oficial del Ejército de Venezuela en la Guerra de Independencia. Político. Hijo de Vicente Ibarra y de Ana Teresa Toro, es hermano del general Andrés Ibarra. Sobrino de Francisco Rodríguez del Toro (marqués del Toro). Se casó con Mercedes Mutis.

Guerrero de primera línea, participó en las batallas de Cerritos Blanco, San Mateo, Carabobo y La Puerta; Pantano de Vargas y Boyacá, donde obtiene su ascenso a primer comandante y la estrella de la orden de los Libertadores. Sus restos reposan en el Panteón Nacional desde el 20 de octubre de 1876.

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Pablo Frias Duran
Pablo Frias Duran
12 años atrás

La plaza Diego Ibarra pernetece al complejo arquitectonico Centro Simon Bolivar (1942-1957) proyecto y diseño del Arquitecto Cipriano Dominquez,la plaza existe con tal desde su innaguracion en el año 1954, la conozco desde que era niño, iba alli a correr por sus espacios y en el centro de la plaza habia una fuente donde llevaba mi lanchita de juquete a navegar,los arquitectos que ud menciona(stoddart,Michelena lo que han hecho es modificar y recuperar la Plaza y Sanabria nada tuvo que ver con sus construciion y el abandono y transformacion en un espacio para buhonero mucha culpa de eso la tuvo el Sr. Bernal.Por favor lea el libro Wallis,Dominguez Guinand publicacion de la Galeria de Arte Nacional edicion 1998.